miércoles, 11 de febrero de 2015

CAUSAS DE ABORTO NO INFECCIOSO EN YEGUAS

M.V. Roliana M. Sánchez N.
Rolianam@gmai.com

En nuestro país se manejan diferentes sistemas de cría y reproducción equina principalmente de acuerdo al tipo de raza de los ejemplares. En el caso de los haras o criaderos de caballos purasangre de carreras, la temporada reproductiva se concentra entre los meses de enero y julio; mientras que en haras de caballos cuarto de milla, paso fino, lusitanos u otras razas, la temporada reproductiva puede extenderse más allá de este tiempo. Sin embargo, independientemente de cuál sea el sistema de cría y reproducción el aborto representa un grave problema, considerando el valor económico e individual de los animales, así como el aumento de los costos adicionales asociados con la cría de yeguas, tratamientos médicos, costos de semen y del nacimiento de una nueva cría.
Feto abortado de 8 meses de edad por torsión del cordón umbilical.

El aborto es definido como la interrupción de la gestación antes de que el feto sea capaz de sobrevivir a la vida extrauterina. El periodo fetal en el equino se inicia el día 40 de gestación, a partir de este periodo cualquier interrupción de la preñez se considera aborto (Brinsko et al., 2011). Para otros autores el aborto equino se define como la pérdida de la preñez que ocurre antes de 300 días de gestación (Smith, 2008).

Las causas de aborto en yeguas poseen diferentes etiologías, pueden ser de tipo infecciosos o no infecciosos, o espontáneos o inducidos (Jainudeen y Hafez, 2002). Hay una variedad en la prevalencia de los abortos equinos por causas ambientales y nutricionales entre el primer y segundo trimestre de gestación, las causales nutricionales e infecciosas varían entre el 40 y 50%, mientras que los ambientales fluctúan entre 12 y 15%.  Las causas ambientales incluyen el ambiente intra y extra uterino durante la gestación, por lo cual las alteraciones genéticas y hormonales están incluidas. Entre el segundo y el tercer trimestre de la gestación, las causas infecciosas tienden a superar el 50% mientras que las ambientales alcanzan hasta un 30% bajando considerablemente las nutricionales, por debajo del 10% (Bermúdez et al., 2011). Entre los factores de aborto de tipo no infeccioso se incluyen las siguientes:

1. FACTORES INTRINSECOS

Causas Maternas
Diversos trastornos o desordenes maternos pueden tener una influencia negativa durante la preñez (Estill, 2007). Aunque el feto equino es increíblemente resistente frente a las enfermedades maternas, existen algunas condiciones que potencialmente pueden poner en peligro el bienestar fetal.  Estas incluyen cólicos, endotoxemia, enteritis proximal, colitis, peritonitis, pleuritis, trastornos musculo-esqueléticos dolorosos, laminitis crónica entre otros.  Estas condiciones se asocian al efecto luteolitico que ejerce la liberación de mediadores del dolor y la inflamación (Estill, 2007).

También son causa de aborto las lesiones o defectos en el tracto reproductivo de la yegua, como procesos quísticos y/o fibróticos patológicos que degeneren el endometrio lo cual puede provocar una placentación anormal o cualquier otra alteración que impida el adecuado desarrollo del feto (Vanderwall, 2008).

Otro aspecto a considerar es la edad de la madre. Las pérdidas son progresivamente mayores conforme avanza la edad del animal debido a que las yeguas viejas experimentan una senectud reproductiva caracterizada por alargamiento de la fase folicular, ovulaciones irregulares y eventualmente inactividad folicular; a su vez desarrollan una menor resistencia uterina, mayor incidencia de fibrosis en el útero y mayor número de embriones anormales con lo que se dificulta la implantación y el desarrollo del feto (Vanderwall, 2008).

Deficiencias en la Producción de Progesterona
La progesterona es un progestágeno secretado por el cuerpo lúteo y la placenta, que ejerce función biológica en el endometrio preparándolo para la implantación y mantenimiento de la preñez, lo cual aumenta la actividad de las glándulas secretorias en el endometrio al mismo tiempo que inhibe la movilidad del miometrio (Hafez et al., 2002).

En la yegua, el mantenimiento endocrino de la gestación durante los primeros 40 días es sostenido por la progesterona secretada por el cuerpo lúteo primario, el cual inicia su desarrollo al momento de la concepción. Entre los días 40 y 120 de preñez, se desarrollan  cuerpos lúteos secundarios o accesorios por estimulación de la gonadotropina coriónica equina (eCG), también conocida como la gonadotropina sérica de la yegua preñada (PMSG) proveniente de las copas endometriales de la placenta equina. Ya en el día 70 a 80 de gestación, la unidad fetoplacentaria comienza a secretar progesterona, aparentemente en cantidades suficientes para el mantenimiento de la preñez, por lo que se acepta que la secreción de progesterona por parte de los ovarios no se requiere después del día 100 de gestación (Daels, 2007).

La concentración de progesterona en el plasma sanguíneo alcanza su máximo entre los días 60 y 100 de gestación (10 – 20 ng/ml) y se mantiene hasta los 120 a 150 días. Al final del sexto mes de gestación, los niveles de progesterona descienden a un mínimo (menos de 2 ng/ml) (Evans et al., 2007). Un descenso rápido y sostenido de las concentraciones de progesterona por debajo de 2 ng/ml durante 3 a 4 días consecutivos se asocia con un aborto inminente (Estill, 2007).

Disfunción Placentaria
La placenta es una aposición o fusión de las membranas fetales al endometrio uterino para permitir el intercambio fisiológico de nutrientes entre el feto y la madre, la cual se origina como resultado de diversos grados de interacciones materno-fetales y se comunica con el embrión por medio de una corriente de vasos sanguíneos (Jainudeen y Hafez, 2002).

La disfunción placentaria es una causa común de pérdida preñez. Las posibles causas de disfunción placentaria incluyen placentitis aguda o crónica, hipoxia resultante de alteraciones en la perfusión entre el flujo sanguíneo del útero y la placenta (torsión uterina), defectos de placenta (hidroalantoides), desprendimiento de placenta, edemas, reacciones inmunológicas locales, enfermedades maternas o malnutrición. La disfunción placentaria puede resultar en malformación fetal, muerte fetal, momificación, aborto, retardo del crecimiento fetal, prematuridad y debilidad neonatal (Brinsko et al., 2011).

2. FACTORES EXTRINSECOS

Causas Nutricionales
Es conocido que algunas plantas como el pasto festuca, pasto Sudán y el sorgo resultan tóxicas para el feto (LeBlanc, 2003). La festuca infestada con el hongo Neotyphodium coenophialum (antiguamente conocido como Acremonium coenophialum) es causante de aborto, gestación prolongada, mortinatos, o agalactia en las yeguas a pastoreo (Festucosis); esto ocurre como resultado de los alcaloides sintetizados por el hongo presente en el pasto contaminado los cuales actúan como agonistas de los receptores de la dopamina (Brinsko et al., 2011).  A su vez, es conocido que los metales pesados como el plomo, nitratos-nitritos, mercurio y alcaloides producen abortos (Bermúdez et al., 2011).

Las deficiencias nutricionales, especialmente de energía y proteína, se han relacionado como causas en algunos casos de abortos, sin embargo el mecanismo exacto es desconocido.  El estrés nutricional que viene dado por una retirada de concentrados a partir de una dieta basal de baja calidad forrajera, se informó como causa de un 62,5% de abortos en hembras preñadas (Braun, 2007).  El aborto por estrés nutricional por lo general ocurre entre 90 y 120 días de gestación, lo cual puede deberse a que es el período de aceleración del crecimiento fetal, un momento en que la nutrición es fundamental para el desarrollo del feto.

Por otro lado diversos fármacos han demostrado ser abortivos, o al menos se han reportado abortos después del uso de los mismos. Los antihelmínticos derivados de la fenotiazina pueden provocar abortos en el último mes de gestación. Así mismo, dosis elevadas de albendazol pueden ser embriotóxicas durante la gestación temprana, sin embargo su uso durante gestaciones prolongadas parece ser seguro (Braun, 2007). El uso de dosis altas de xilacina o acetilpromacina en la primera mitad de la preñez puede causar aborto, debido a su efecto adverso sobre la perfusión placentaria. Por su parte los corticosteroides, estrógenos y prostaglandinas inducen el aborto. Corticoides exógenos no son eficaces en la interrupción del embarazo hasta el final de la gestación cuando las vías de la placenta han madurado, ya que ejercen su función mediante el aumento de la producción de estrógenos por parte de la misma.

Los estrógenos estimulan la síntesis de prostaglandinas y sensibilizan al miometrio a los efectos de la oxitocina; ya sea su producción por parte de la placenta o por la administración exógena.  Así mismo, el uso de prostaglandina F2 alfa y sus análogos producen la luteolisis del cuerpo lúteo desde el día cinco de gestación hasta el término (Braun, 2007).

 Traumatismos
Un traumatismo es poco probable que cause pérdida de la gestación en una hembra sana; necesita ser un trauma muy severo y son pocos los casos documentados. En muchos casos, más que ser una causa primaria para provocar aborto, se considera como un factor adyuvante cuando existen otros que estén comprometiendo el desarrollo de la preñez. Sin embargo, las exploraciones vaginales y especialmente las rectales, cuando son realizadas con brusquedad o son prolongadas, favorecen el aborto (Córdova, 2006).

3. FACTORES FETALES

Preñez Gemelar
La preñez gemelar es una de las principales causas de aborto no infeccioso y muerte perinatal en yeguas y representa del 20 al 30 % de todos los abortos diagnosticados (Ragon, 2007).  Las complicaciones que pueden surgir con la preñez gemelar incluyen también distocia, retención de placenta, retraso en la involución uterina, metritis y por supuesto, la muerte de uno o ambos gemelos. La mayoría de los casos de preñez gemelar en la yegua, se originan a partir de ovulaciones dobles o dizigóticas (ovulaciones separadas). Las ovulaciones dobles pueden ocurrir dentro de las mismas 24 horas y se denominan ovulaciones sincrónicas, o bien con una diferencia mayor a las 24 horas, por lo que se habla de ovulaciones asincrónicas (LeBlanc, 2003).

Los embriones originados a partir de ovulaciones dobles pueden fijarse a nivel uterino en un mismo cuerno (mellizos unilaterales o unicornuales), o en ambos cuernos (mellizos bilaterales o bicornuales). Alrededor del 70% de las vesículas embrionarias mellizas se fijan en forma unilateral, mientras que solo el 30% lo hace en forma bilateral. La reducción natural que lleva a la presencia final de una sola vesícula embrionaria, es mucho más probable en el caso de aquellas vesículas que se fijan en forma unilateral (Frazer, 2003).

La diferencia entre el alto porcentaje de ovulaciones múltiples y la baja tasa de gemelos puede deberse a que si ambos cigotos se fijan en el mismo cuerno (fijación unilateral), hay competencia entre ellos por nutrientes y oxígeno resultando en la muerte de uno de ellos, de ahí que en las ovulaciones dobles un embrión sobrevive y el otro no. Por el otro lado, si cada cigoto se fija en cada cuerno (fijación bilateral), la gestación de ambos sigue su curso, al menos por un tiempo. La yegua posee la habilidad de reducir por sí sola la preñez de mellizos en forma espontánea en aproximadamente el 75% de los casos de mellizos ubicados en forma unilateral, y en un 15 % de los casos de mellizos fijados en forma bilateral (LeBlanc, 2003).

Cuando hay preñez gemelar, la yegua, a diferencia de otras especies, no es lo suficientemente capaz de mantener dos fetos durante toda la gestación, habiendo insuficiencia placentaria por competencia entre las dos placentas, llevando a la muerte a uno de los fetos y, con el tiempo al aborto de ambos (Jainudeen y Hafez, 2002). 

Torsión Umbilical
El cordón umbilical del feto se compone de dos arterias, una vena, el uraco, y los vasos linfáticos. Cada una de las arterias se origina a partir de cada cuerno uterino. La longitud normal aproximada del cordón umbilical es de 50 a 60 cm (Threlfall, 2007). El aborto puede producirse por el retorcimiento del cordón umbilical, especialmente cuando el cordón posee una longitud mayor a 90 cm, obstruyendo los vasos sanguíneos fetales y provocando la muerte del feto por anoxia (Harris, 2003).

Este problema se presenta principalmente entre el 6to y 9no mes de gestación, donde puede observarse el grado de compromiso vascular en el cordón umbilical, identificándose edematoso, congestionado o hemorrágico con dilatación variable del uraco. La longitud extrema del cordón umbilical es el principal factor de riesgo para esta condición (Smit, 2008).

4. MANEJO DEL ABORTO
El aborto pueden ocurrir con o sin signos premonitorios; al ser este último caso la identificación de la yegua problema se hace una tarea difícil. Los signos pueden incluir edema vulvo-perinal y mamario, relajamiento de los ligamentos sacro-isquiáticos y escurrimiento mucoso por la vulva debido a la desaparición del tapón cervical. La intensidad de los signos estará determinada por el tiempo de gestación de la yegua; si se trata de un aborto temprano, el producto será de tamaño pequeño, por lo que su paso por el canal obstétrico será más fácil; sin embargo, entre más cercana está la fecha de parto, la signología de aborto será más parecida a la de un parto eutócico, existiendo la posibilidad de complicaciones tales como desgarros en los órganos genitales, hemorragias, retención placentaria y otras (Córdova, 2006).

Los aspectos principales que deben estudiarse al estar frente a una crisis abortiva son el ambiente, la historia clínica e información histórica del haras o la finca tomando en consideración la evaluación y muestreo de la triada epidemiológica yegua abortadora – feto – membranas fetales o placenta. El reto mayor es actuar contra el tiempo, segregar las madres abortadoras, bioseguridad y control y desinfección de las áreas contaminadas y destrucción de los fómites y restos con potencial infeccioso como la placenta, fetos no estudiados y destruidos, entre otras cosas (Bermúdez et al., 2011).

Cuando una yegua aborta esta debe ser aislada en el establo o potrero en el que aborto. De haber otras yeguas en el mismo potrero se deben trasladar y aislar a un corral limpio y deben mantenerse bajo vigilancia por lo menos hasta que la causa del aborto se haya establecido.

La yegua debe ser examinada en búsqueda de signos de retención placentaria (total o parcial) o retención de un feto gemelo y deben ser tratadas y monitoreadas al menos hasta una semana después de que el aborto ha ocurrido. A su vez, debe realizarse la toma de muestras para el diagnóstico a nivel de laboratorio las cuales deben incluir sangre completa de la yegua, y en la medida de lo posible el feto y las membranas fetales completas (Ricketts, 2008). 

Es importante señalar que aun cuando se han descrito varias causas de aborto de tipo no infeccioso el manejo del mismo debe llevarse a cabo de maneja minuciosa hasta dar con la causa que lo produjo. El diagnóstico del aborto permitirá realizar un tratamiento específico en caso de que sea indicado, y así tener un pronóstico sobre el futuro desempeño reproductivo de la yegua.

Para lograr que una preñez se lleve a término de forma exitosa se debe realizarse un adecuado control reproductivo que involucre el seguimiento continuo de la gestación, el cual comprenda todos los aspectos higiénico-sanitarios, nutricionales, reproductivos y de manejo. A través de esta práctica es posible identificar las condiciones que representen riesgo de aborto en las yeguas y con ello prevenirlo en los casos donde esto sea posible.

Tomado de:
1.    Bermúdez V, Moreno J, Timoney P, Morales A, Nicolás N, Martínez H,  Sifontes L, DeVera M, Cordero F, García M. 2011.   Patologías de la Gestación en la Yegua: causas infecciosas de aborto y manejo y control de la crisis abortiva en el Haras. Memoria Conferencias: Un día para el Caballo. Maracaibo, Zulia. Febrero 2011.
2.    Braun W. 2007. Noninfectious Prenatal Pregnancy Loss in the Doe.  En: Youngquist R, Threlfall W (eds.). Current Therapy in Large Animal Theriogenology. 2da Ed. Editorial Saunders. Missouri. 585 – 587.
3.    Brinsko SP, Blanchard TL, Varner DD, Schumacher J, Love C, Hinrichs K, Hartman D. 2011. Pregnancy Loss. En: Brinsko SP, Blanchard TL, Varner DD, Schumacher J, Love C, Hinrichs K, Hartman D.  Manual of Equine Reproduction. 3ra Ed. Editorial Mosby. Missouri. Págs. 332
4.    Córdova A. 2006. Factores Relacionados con el Aborto en Yeguas. REDVET.  Vol. VII, Nº 01, Enero/2006. Accesado el 26/09/2011. En: http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n010106.html.
5.    Daels P. Progesterone Therapy and Pregnancy Loss. Proc 8th AAEP Annual Resort Symposium. Roma, Italia. Enero 2006.
6.    Estill C. 2007. Evaluation and Management of High-Risk Pregnancy in the Mare. En: Youngquist R, Threlfall W (eds.). Current Therapy in Large Animal Theriogenology. 2da Ed. Editorial Saunders. Missouri. 109 – 196.
7.    Evans T, Constantinescu G, Ganjam V.  2007. Clinical Reproductive Anatomy and Physiology of the Mare. En: Youngquist R, Threlfall W (eds.). Current Therapy in Large Animal Theriogenology. 2da Ed. Editorial Saunders. Missouri. 47 – 67.
8.    Frazer G. 2003. Twins. En: Robinson N (ed.). Current Therapy in Equine Medicine. 5ta Ed. Editorial Saunders. Missouri. 245 – 248.
9.    Hafez ESE, Jainudeen MR, Rosnina Y. 2002. Hormonas, Factores de Crecimiento y Reproducción. En: Hafez ESE, Hafez B (eds.). Reproducción e Inseminación Artificial en Animales. 7ma Ed. Editorial McGraw-Hill Interamericana. México. 33 – 55.
10. Harris D. 2003. Evaluation of the Postpartum Mare and Neonate. En: Robinson N (ed.). Current Therapy in Equine Medicine. 5ta Ed. Editorial Saunders. Missouri. 322 – 324.
11. Jainudeen M, Hafez ESE. 2002. Gestación, Fisiología Prenatal y Parto. En: Hafez ESE, Hafez B (eds.). Reproducción e Inseminación Artificial en  Animales. 7ma Ed. Editorial McGraw-Hill Interamericana. México. 144 – 159.
12. Jainudeen M, Hafez ESE. 2002. Incapacidad Reproductiva en Hembras. En: Hafez ESE, Hafez B (eds.). Reproducción e Inseminación Artificial en  Animales. 7ma Ed. Editorial McGraw-Hill Interamericana. México. 269 – 286.
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14. Ragon A. 2007. Management of Twin Pregnancy. En: Youngquist R, Threlfall W (eds.). Current Therapy in Large Animal Theriogenology. 2da Ed. Editorial Saunders. Missouri. 114 – 117.
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18. Vanderwall DK. 2008. Early Embryonic Loss in the Mare. J Equi Vet Sci,  28 (11): 609 – 702. 

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