M.V. Roliana M. Sánchez N.
Rolianam@gmai.com
En nuestro país se manejan diferentes sistemas de cría
y reproducción equina principalmente de acuerdo al tipo de raza de los
ejemplares. En el caso de los haras o criaderos de caballos purasangre de
carreras, la temporada reproductiva se concentra entre los meses de enero y
julio; mientras que en haras de caballos cuarto de milla, paso fino, lusitanos
u otras razas, la temporada reproductiva puede extenderse más allá de este
tiempo. Sin embargo, independientemente de cuál sea el sistema de cría y
reproducción el aborto representa un grave problema, considerando el valor
económico e individual de los animales, así como el aumento de los costos
adicionales asociados con la cría de yeguas, tratamientos médicos, costos de
semen y del nacimiento de una nueva cría.
Feto abortado de 8 meses de edad por torsión del cordón umbilical. |
El aborto es definido como la interrupción de la
gestación antes de que el feto sea capaz de sobrevivir a la vida extrauterina. El
periodo fetal en el equino se inicia el día 40 de gestación, a partir de este
periodo cualquier interrupción de la preñez se considera aborto (Brinsko et al., 2011). Para otros autores el
aborto equino se define como la pérdida de la preñez que ocurre antes de 300
días de gestación (Smith, 2008).
Las causas de aborto en yeguas poseen diferentes
etiologías, pueden ser de tipo infecciosos o no infecciosos, o espontáneos o
inducidos (Jainudeen y Hafez, 2002). Hay una variedad en la prevalencia de los abortos
equinos por causas ambientales y nutricionales entre el primer y segundo
trimestre de gestación, las causales nutricionales e infecciosas varían entre
el 40 y 50%, mientras que los ambientales fluctúan entre 12 y 15%. Las causas ambientales incluyen el ambiente
intra y extra uterino durante la gestación, por lo cual las alteraciones
genéticas y hormonales están incluidas. Entre el segundo y el tercer trimestre
de la gestación, las causas infecciosas tienden a superar el 50% mientras que
las ambientales alcanzan hasta un 30% bajando considerablemente las
nutricionales, por debajo del 10% (Bermúdez et
al., 2011). Entre los factores de aborto de tipo no infeccioso
se incluyen las siguientes:
1. FACTORES
INTRINSECOS
Causas
Maternas
Diversos trastornos o desordenes maternos pueden
tener una influencia negativa durante la preñez (Estill, 2007). Aunque el feto
equino es increíblemente resistente frente a las enfermedades maternas, existen
algunas condiciones que potencialmente pueden poner en peligro el bienestar
fetal. Estas incluyen cólicos,
endotoxemia, enteritis proximal, colitis, peritonitis, pleuritis, trastornos musculo-esqueléticos
dolorosos, laminitis crónica entre otros.
Estas condiciones se asocian al efecto luteolitico que ejerce la
liberación de mediadores del dolor y la inflamación (Estill, 2007).
También son
causa de aborto las lesiones o defectos en el tracto reproductivo de la yegua,
como procesos quísticos y/o fibróticos patológicos que degeneren el endometrio
lo cual puede provocar una placentación anormal o cualquier otra alteración que
impida el adecuado desarrollo del feto (Vanderwall, 2008).
Otro aspecto a considerar es la edad de la madre.
Las pérdidas son progresivamente mayores conforme avanza la edad del animal
debido a que las yeguas viejas experimentan una senectud reproductiva
caracterizada por alargamiento de la fase folicular, ovulaciones irregulares y
eventualmente inactividad folicular; a su vez desarrollan una menor resistencia
uterina, mayor incidencia de fibrosis en el útero y mayor número de embriones
anormales con lo que se dificulta la implantación y el desarrollo del feto
(Vanderwall, 2008).
Deficiencias
en la Producción de Progesterona
La progesterona es un progestágeno secretado por el
cuerpo lúteo y la placenta, que ejerce función biológica en el endometrio
preparándolo para la implantación y mantenimiento de la preñez, lo cual aumenta
la actividad de las glándulas secretorias en el endometrio al mismo tiempo que
inhibe la movilidad del miometrio (Hafez et
al., 2002).
En la yegua, el mantenimiento endocrino de la
gestación durante los primeros 40 días es sostenido por la progesterona
secretada por el cuerpo lúteo primario, el cual inicia su desarrollo al momento
de la concepción. Entre los días 40 y 120 de preñez, se desarrollan cuerpos lúteos secundarios o accesorios por
estimulación de la gonadotropina coriónica equina (eCG), también conocida como
la gonadotropina sérica de la yegua preñada (PMSG) proveniente de las copas
endometriales de la placenta equina. Ya en el día 70 a 80 de gestación, la
unidad fetoplacentaria comienza a secretar progesterona, aparentemente en
cantidades suficientes para el mantenimiento de la preñez, por lo que se acepta
que la secreción de progesterona por parte de los ovarios no se requiere
después del día 100 de gestación (Daels, 2007).
La concentración de progesterona en el plasma
sanguíneo alcanza su máximo entre los días 60 y 100 de gestación (10 – 20 ng/ml)
y se mantiene hasta los 120 a 150 días. Al final del sexto mes de gestación,
los niveles de progesterona descienden a un mínimo (menos de 2 ng/ml) (Evans et al., 2007). Un descenso rápido y
sostenido de las concentraciones de progesterona por debajo de 2 ng/ml durante
3 a 4 días consecutivos se asocia con un aborto inminente (Estill, 2007).
Disfunción
Placentaria
La placenta es una aposición o fusión de las
membranas fetales al endometrio uterino para permitir el intercambio
fisiológico de nutrientes entre el feto y la madre, la cual se origina como
resultado de diversos grados de interacciones materno-fetales y se comunica con
el embrión por medio de una corriente de vasos sanguíneos (Jainudeen y Hafez,
2002).
La disfunción
placentaria es una causa común de pérdida preñez. Las posibles causas de
disfunción placentaria incluyen placentitis aguda o crónica, hipoxia resultante
de alteraciones en la perfusión entre el flujo sanguíneo del útero y la
placenta (torsión uterina), defectos de placenta (hidroalantoides),
desprendimiento de placenta, edemas, reacciones inmunológicas locales,
enfermedades maternas o malnutrición. La disfunción placentaria puede resultar en malformación
fetal, muerte fetal, momificación, aborto, retardo del crecimiento fetal,
prematuridad y debilidad neonatal (Brinsko et
al., 2011).
2. FACTORES
EXTRINSECOS
Causas
Nutricionales
Es conocido que algunas plantas como el pasto
festuca, pasto Sudán y el sorgo resultan tóxicas para el feto (LeBlanc, 2003).
La festuca infestada con el hongo Neotyphodium
coenophialum (antiguamente conocido como Acremonium coenophialum)
es causante de aborto, gestación prolongada, mortinatos, o agalactia en las
yeguas a pastoreo (Festucosis); esto ocurre como resultado de los alcaloides
sintetizados por el hongo presente en el pasto contaminado los cuales actúan
como agonistas de los receptores de la dopamina (Brinsko et al., 2011). A su vez, es
conocido que los metales pesados como el plomo, nitratos-nitritos, mercurio y
alcaloides producen abortos (Bermúdez et
al., 2011).
Las deficiencias nutricionales, especialmente de
energía y proteína, se han relacionado como causas en algunos casos de abortos,
sin embargo el mecanismo exacto es desconocido. El estrés nutricional que viene dado por una
retirada de concentrados a partir de una dieta basal de baja calidad forrajera,
se informó como causa de un 62,5% de abortos en hembras preñadas (Braun,
2007). El aborto por estrés nutricional
por lo general ocurre entre 90 y 120 días de gestación, lo cual puede deberse a
que es el período de aceleración del crecimiento fetal, un momento en que la
nutrición es fundamental para el desarrollo del feto.
Por otro lado diversos fármacos han demostrado ser
abortivos, o al menos se han reportado abortos después del uso de los mismos.
Los antihelmínticos derivados de la fenotiazina pueden provocar abortos en el
último mes de gestación. Así mismo, dosis elevadas de albendazol pueden ser embriotóxicas
durante la gestación temprana, sin embargo su uso durante gestaciones
prolongadas parece ser seguro (Braun, 2007). El uso de dosis altas de xilacina o acetilpromacina
en la primera mitad de la preñez puede causar aborto, debido a su efecto adverso
sobre la perfusión placentaria. Por su parte los corticosteroides, estrógenos y
prostaglandinas inducen el aborto. Corticoides exógenos no son eficaces en la
interrupción del embarazo hasta el final de la gestación cuando las vías de la
placenta han madurado, ya que ejercen su función mediante el aumento de la
producción de estrógenos por parte de la misma.
Los estrógenos estimulan la síntesis de
prostaglandinas y sensibilizan al miometrio a los efectos de la oxitocina; ya
sea su producción por parte de la placenta o por la administración
exógena. Así mismo, el uso de
prostaglandina F2 alfa y sus análogos producen la luteolisis del cuerpo lúteo
desde el día cinco de gestación hasta el término (Braun, 2007).
Traumatismos
Un traumatismo es poco probable que cause pérdida de
la gestación en una hembra sana; necesita ser un trauma muy severo y son pocos
los casos documentados. En muchos casos, más que ser una causa primaria para
provocar aborto, se considera como un factor adyuvante cuando existen otros que
estén comprometiendo el desarrollo de la preñez. Sin embargo, las exploraciones
vaginales y especialmente las rectales, cuando son realizadas con brusquedad o
son prolongadas, favorecen el aborto (Córdova, 2006).
3. FACTORES
FETALES
Preñez
Gemelar
La preñez gemelar es una de las principales causas
de aborto no infeccioso y muerte perinatal en yeguas y representa del 20 al 30
% de todos los abortos diagnosticados (Ragon, 2007). Las complicaciones que pueden surgir con la
preñez gemelar incluyen también distocia, retención de placenta, retraso en la
involución uterina, metritis y por supuesto, la muerte de uno o ambos gemelos. La mayoría de los casos de preñez gemelar en la
yegua, se originan a partir de ovulaciones dobles o dizigóticas (ovulaciones
separadas). Las ovulaciones dobles pueden ocurrir dentro de las mismas 24 horas
y se denominan ovulaciones sincrónicas, o bien con una diferencia mayor a las
24 horas, por lo que se habla de ovulaciones asincrónicas (LeBlanc, 2003).
Los embriones originados a partir de ovulaciones
dobles pueden fijarse a nivel uterino en un mismo cuerno (mellizos unilaterales
o unicornuales), o en ambos cuernos (mellizos bilaterales o bicornuales).
Alrededor del 70% de las vesículas embrionarias mellizas se fijan en forma
unilateral, mientras que solo el 30% lo hace en forma bilateral. La reducción
natural que lleva a la presencia final de una sola vesícula embrionaria, es
mucho más probable en el caso de aquellas vesículas que se fijan en forma
unilateral (Frazer, 2003).
La diferencia entre el alto porcentaje de
ovulaciones múltiples y la baja tasa de gemelos puede deberse a que si ambos
cigotos se fijan en el mismo cuerno (fijación unilateral), hay competencia
entre ellos por nutrientes y oxígeno resultando en la muerte de uno de ellos,
de ahí que en las ovulaciones dobles un embrión sobrevive y el otro no. Por el
otro lado, si cada cigoto se fija en cada cuerno (fijación bilateral), la
gestación de ambos sigue su curso, al menos por un tiempo. La yegua posee la habilidad de reducir por sí sola
la preñez de mellizos en forma espontánea en aproximadamente el 75% de los
casos de mellizos ubicados en forma unilateral, y en un 15 % de los casos de
mellizos fijados en forma bilateral (LeBlanc, 2003).
Cuando hay preñez gemelar, la yegua, a diferencia de
otras especies, no es lo suficientemente capaz de mantener dos fetos durante
toda la gestación, habiendo insuficiencia placentaria por competencia entre las
dos placentas, llevando a la muerte a uno de los fetos y, con el tiempo al
aborto de ambos (Jainudeen y Hafez, 2002).
Torsión
Umbilical
El cordón umbilical del feto se compone de dos
arterias, una vena, el uraco, y los vasos linfáticos. Cada una de las arterias
se origina a partir de cada cuerno uterino. La longitud normal aproximada del
cordón umbilical es de 50 a 60 cm (Threlfall, 2007). El aborto puede producirse
por el retorcimiento del cordón umbilical, especialmente cuando el cordón posee
una longitud mayor a 90 cm, obstruyendo los vasos sanguíneos fetales y
provocando la muerte del feto por anoxia (Harris, 2003).
Este problema se presenta principalmente entre el
6to y 9no mes de gestación, donde puede observarse el grado de compromiso
vascular en el cordón umbilical, identificándose edematoso, congestionado o
hemorrágico con dilatación variable del uraco. La longitud extrema del cordón
umbilical es el principal factor de riesgo para esta condición (Smit, 2008).
4. MANEJO
DEL ABORTO
El
aborto pueden ocurrir con o sin signos premonitorios; al ser este último caso
la identificación de la yegua problema se hace una tarea difícil. Los signos
pueden incluir edema vulvo-perinal y mamario, relajamiento de los ligamentos
sacro-isquiáticos y escurrimiento mucoso por la vulva debido a la desaparición
del tapón cervical. La intensidad de los signos estará determinada por el
tiempo de gestación de la yegua; si se trata de un aborto temprano, el producto
será de tamaño pequeño, por lo que su paso por el canal obstétrico será más
fácil; sin embargo, entre más cercana está la fecha de parto, la signología de
aborto será más parecida a la de un parto eutócico, existiendo la posibilidad
de complicaciones tales como desgarros en los órganos genitales, hemorragias,
retención placentaria y otras (Córdova,
2006).
Los
aspectos principales que deben estudiarse al estar frente a una crisis abortiva
son el ambiente, la historia clínica e información histórica del haras o la
finca tomando en consideración la evaluación y muestreo de la triada
epidemiológica yegua abortadora – feto – membranas fetales o placenta. El reto
mayor es actuar contra el tiempo, segregar las madres abortadoras, bioseguridad
y control y desinfección de las áreas contaminadas y destrucción de los fómites
y restos con potencial infeccioso como la placenta, fetos no estudiados y
destruidos, entre otras cosas (Bermúdez
et al., 2011).
Cuando
una yegua aborta esta debe ser aislada en el establo o potrero en el que
aborto. De haber otras yeguas en el mismo potrero se deben trasladar y aislar a
un corral limpio y deben mantenerse bajo vigilancia por lo menos hasta que la
causa del aborto se haya establecido.
La
yegua debe ser examinada en búsqueda de signos de retención placentaria (total
o parcial) o retención de un feto gemelo y deben ser tratadas y monitoreadas al
menos hasta una semana después de que el aborto ha ocurrido. A su vez, debe realizarse la toma de muestras para el
diagnóstico a nivel de laboratorio las cuales deben incluir sangre completa de
la yegua, y en la medida de lo posible el feto y las membranas fetales
completas (Ricketts, 2008).
Es importante señalar que aun cuando se han descrito
varias causas de aborto de tipo no infeccioso el manejo del mismo debe llevarse
a cabo de maneja minuciosa hasta dar con la causa que lo produjo. El diagnóstico
del aborto permitirá realizar un tratamiento específico en caso de que sea
indicado, y así tener un pronóstico sobre el futuro desempeño reproductivo de
la yegua.
Para
lograr que una preñez se lleve a término de forma exitosa se debe realizarse un
adecuado control reproductivo que involucre el seguimiento continuo de la
gestación, el cual comprenda todos los aspectos higiénico-sanitarios,
nutricionales, reproductivos y de manejo. A través de esta práctica es posible
identificar las condiciones que representen riesgo de aborto en las yeguas y
con ello prevenirlo en los casos donde esto sea posible.
Tomado de:
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