M.V. Gabriela Mejías
A diferencia de
otras especies domésticas, el potrillo recién nacido se encuentra totalmente
desprotegido al momento de su nacimiento, lo que lo hace más susceptible durante
las primeras etapas de su vida a las diferentes patologías que se presentan en
el ambiente, todas ellas comprometedoras en la vida del recién nacido.
A menudo es imposible
discernir si el potro neonato tendrá un problema. Hay, sin embargo, algunos
factores predisponentes que podrían indicar un problema de salud potencial. Por ello es importante
evaluar en conjunto a la yegua madre y el potro, tomando todos los datos
posibles que serán de gran ayuda al momento de determinar cualquier
irregularidad en el proceso de parto y que nos puedan aportar información
acerca del desarrollo de posibles patologías aún no manifiestas en el potrillo.
Evaluación
de la yegua
Conocer y tener a
la mano toda la información pertinente de la yegua nos dará una ventaja sobre
las posibles patologías que puedan presentarse en el potrillo neonato.
1. Antes del
parto: Debemos tener en cuenta los días de gestación (fecha de ultimo
servicio), si la yegua es primeriza o multípara, edad de la yegua, número de
gestaciones anteriores y el resultado de las mismas, duración
de esta última gestación y patologías presentes en sus potrillos anteriores. También
es importante conocer los protocolos sanitarios recibidos (vacunaciones,
desparasitaciones, tratamientos, entre otros) y si la yegua presento
complicaciones durante la gestación (placentitis, descargas vaginales, estrés,
etc.).
2. Durante el parto: En el momento del parto debemos
tener presente como se llevo a cabo el parto, si fue un parto normal o un parto
con complicaciones (distócico), si hubo separación prematura de placenta
(conocido como bolsa roja) u otras complicaciones.
3. Después del parto: La evaluación de las membranas
fetales o placenta nos da información muy importante, y muchas veces es pasado
por alto. Se debe llevar a cabo la evaluación del color, peso (4.5 a 7.0 kg o
el 10 % del peso vivo del potro), textura, grosor y presencia de líquidos o
secreciones anormales. De ser posible se debe realizar un estudio
microbiológico e histopatológico. Por otro lado, la inspección de la ubre y
producción de calostro en calidad y cantidad adecuada es muy importante, ya que
de ello dependerá la inmunidad que reciba el potrillo para enfrentar las
enfermedades presentes en el ambiente.
Evaluación
del Potrillo
Es de utilidad que al igual que con la yegua, se
manejen los datos del potro al momento de su nacimiento.
Se
realiza la evaluación clínica del potrillo donde se evalúa la frecuencia
cardiaca, frecuencia respiratoria, pulso, temperatura rectal, color de las
mucosas, y su conducta. Se debe tener presente el reflejo de succión, consumo
de calostro, peso del potro, peso de la placenta, color, sexo, expulsión del
meconio, reincorporación rápida ante un reflejo externo.
Es
de utilidad contar con el test de APGAR
el cual comprende la apariencia del potrillo, su pulso, evaluación grimace (estimulación nasal, auricular y
tóraco-lumbar), actitud y respiración. Esta herramienta permite conocer la
adaptación del potro al medio ambiente.
Test de APGAR para la
evaluación del potrillo neonato
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- A= Apariencia: se refiere a la
evaluación de la coloración, magnitud y persistencia de cianosis de las
mucosas.
- P= Pulso: Frecuencia Cardiaca (FC);
debe rondar los 60 lat/min al nacimiento y debe aumentar entre 80 – 100 en la
1 hora.
- G= Grimace: Respuesta a estímulos. Se
usa introduciendo los dedos dentro de la oreja, ollares y presionar entre el
índice y pulgar la región Toraco-Lumbar.
- A= Actitud: Se refiere al tono
muscular se relaciona a la postura esternal que adopta el potrillo al momento
de nacer.
- R= Respiración: Frecuencia
Respiratoria (FR) debe rondar las 60 resp/min. Puede estar deprimida o
ausente y puede estar causado y/o relacionado a un cuadro de hipoxia.
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Al
potro neonato se realiza la cura del ombligo con solución yodada al 7,5% o
solución de clorhexidina (dos a tres veces al día durante al menos 5 días hasta
que el ombligo este totalmente seco) y la aplicación de un enema para la
expulsión de meconio.
Debe garantizarse el consumo de
calostro en las primeras 6 a 8 horas de vida. Es importante llevar a cabo una
prueba al calostro recolectado
directamente de la ubre de la yegua (tomando una pequeña muestra) para realizar
la evaluación mediante un refractómetro para calostro equino. Esta no es una
prueba cuantitativa, pero arroja información importante acerca de la calidad
del calostro, y la representa como malo, regular, bueno o muy bueno.
En caso de
no contar con este instrumento, podemos tomar una pequeña muestra igualmente de
la ubre de la yegua y evaluarla de manera subjetiva. Un calostro de buena
calidad es amarillo, pegajoso y espeso, por el contrario un calostro de mala
calidad es blanco y casi liquido, semejante a la leche.
En base a los resultados obtenidos de la calidad de
calostro se establece un programa de prevención para garantizar que el potro
ingiera la mayor cantidad de anticuerpos para conseguir un estado inmunitario
aceptable. Por ello, se recomienda tener
un banco o almacén de calostro de buena calidad que puede ser recolectado de
otras yeguas y almacenado higiénicamente en el congelador. Así pues, en el caso
de que una yegua tenga un calostro de mala calidad o en poca cantidad, se puede
recurrir al banco para asegurar que su potrillo reciba los anticuerpos
necesarios.
Se
llevan a cabo pruebas y métodos auxiliares diagnósticos, siempre y cuando sea necesario.
Por ejemplo, en caso de algún potro prematuro donde es imperativo realizar análisis
de gases sanguíneos, hematología y bioquímica sanguínea y administración
intranasal de oxigeno.
Así
mismo, se practica el cuidado intensivo del neonato en casos de potros débiles,
huérfanos o con sintomatología de alguna enfermedad. Estos cuidados implican la
alimentación del potro, ayudarlo a mamar, alimentación artificial con biberón y
sondaje nasogástrico. Se evalúan los niveles de anticuerpos (concentración de
IgG) presente en plasma a través de pruebas que se están disponibles
comercialmente. Al mismo tiempo, se realiza
una química sanguínea para evaluar proteína totales, hematocrito, glucosa
plasmática, electrolitos en plasma o suero, gases sanguíneos y valoración de la
relación acido - básico.
Según
Pierce (2003) inmediatamente después del nacimiento del potrillo se debe
realizar la siguiente evaluación:
- Evaluar la respiración y limpiar los ollares. Los movimientos respiratorios deben iniciarse después de 30 segundos del nacimiento del potrillo. Los rangos de frecuencia respiratoria en potrillos son de 60 a 70 rpm.
- Las membranas mucosas se tornan de color rosado al minuto de haber sido expulsado el potro. A su vez, el llenado capilar debe encontrarse en 2 segundos o menos.
- La frecuencia cardiaca se toma en un rango de 60 a 120 lpm.
- El potrillo adopta la posición esternal a los 2 minutos posterior al nacimiento, y presenta en reflejo de succión a los 5 minutos.
- Debe ponerse en pie alrededor de una hora después de su expulsión y alimentarse de la yegua luego de 2 horas.
- Instinto Maternal (primerizas): observación de la relación madre-potro; con relativa frecuencia, aparecen yeguas con escaso instinto maternal que dificultan el acercamiento del potro y, como consecuencia de ello, su alimentación. Por esta razón, debemos observar a la madre, asegurándonos de que tolera el acercamiento de la cría, permitiéndole mamar cómodamente. Del mismo modo, también podemos encontrarnos con potros con escasa afinidad por la madre, en los que la cantidad de leche ingerida es insuficiente.
Estos
parámetros pueden indicarnos alguna irregularidad si el potrillo no ha
realizado estas acciones, y la existencia de trastornos o alteraciones que
requieren atención médica inmediata.
Tomado
de:
1. LARSON,
Erica. 2014. Health Problems in Newborn Foals. En la revista digital The Horse
Magazine. http://www.thehorse.com/articles/33659/health-problems-in-newborn-foals
2. PIERCE, Scott W. Foal Care From Birth to 30 Days: A Practitioner’s
Perspective. Proceeding de la Convención 49th de la AAEP. New Orleáns, Luisiana, Estados Unidos de América. Vol. 49. Noviembre, 2003.