M.V. Roliana Mercedes Sánchez
Rolianam@gmail.com
La piroplasmosis equina es una infección en los caballos producida por protozoos y transmitida por garrapatas. Es posible que sea difícil diagnosticar la piroplasmosis, ya que puede causar signos clínicos variables y no específicos. Los síntomas de esta enfermedad varían desde fiebre aguda, inapetencia y malestar hasta anemia, ictericia, muerte súbita, o pérdida de peso crónica y poca tolerancia al ejercicio. La piroplasmosis es la principal restricción para el movimiento internacional de equinos.
Rolianam@gmail.com
La piroplasmosis equina es una infección en los caballos producida por protozoos y transmitida por garrapatas. Es posible que sea difícil diagnosticar la piroplasmosis, ya que puede causar signos clínicos variables y no específicos. Los síntomas de esta enfermedad varían desde fiebre aguda, inapetencia y malestar hasta anemia, ictericia, muerte súbita, o pérdida de peso crónica y poca tolerancia al ejercicio. La piroplasmosis es la principal restricción para el movimiento internacional de equinos.
Etiología
La piroplasmosis equina se
produce por una infección por protozoos Babesia
caballi o Theileria equi
(anteriormente Babesia equi). Los dos
organismos pertenecen al filo Apicomplexa
y la orden Piroplasmida. Ambas pueden
infectar a un animal al mismo tiempo. En raras ocasiones, se han informado
casos de piroplasmosis en caballos producidas por otros protozoos relacionados,
como Babesia bovis (el agente causal
de babesiosis bovina).
Especies
Afectadas
La piroplasmosis equina
afecta a los caballos, mulas, burros y las cebras. Las cebras son un reservorio
importante de infección en África.
Distribución
Geográfica
Los parásitos que causan
piroplasmosis equina son endémicos en muchas regiones tropicales y
subtropicales, que incluyen partes de África, Medio Oriente, Asia, América
Central y del Sur, el Caribe y Europa. En áreas templadas pueden encontrarse en
menor cantidad. Se cree que T. equi
tiene una distribución más amplia que B.
caballi. Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Japón y algunos otros países
están libres de estos parásitos.
La piroplasmosis equina fue
erradicada de los Estados Unidos antes de la década de 1980, y se considera una
enfermedad exótica. Sin embargo, pudieron presentarse falsos negativos en la
prueba de fijación del complemento, que se utilizaban para las pruebas en las
importaciones hasta 2004/2005, y existe la posibilidad de que algunos caballos
puedan ser portadores inaparentes en los EE.UU. Otros países libres de
piroplasmosis que utilizaban esta prueba también podrían tener algunos
portadores.
Transmisión
B.
caballi y T. equi son
transmitidas por garrapatas que se infectan al ingerir parásitos que se
encuentran en la sangre de los équidos infectados. Aproximadamente 14 especies
de garrapatas del género Dermacentor,
Hyalomma y Rhipicephalus pueden
ser vectores para estos organismos; sin embargo, se desconoce la importancia
epidemiológica de algunas especies.
Aunque las garrapatas son
vectores biológicos para T. equi y B. caballi, las diferencias en los
ciclos de multiplicación de estos parásitos pueden afectar su método de transmisión.
Dentro de la garrapata, los cigotos de Babesia se multiplican como “vermículos”
que invaden muchos de los órganos de la garrapata, incluidos los ovarios, y la
especie Babesia pasa fácilmente a la siguiente generación de garrapatas en el
huevo (transmisión transovárica). Cuando una garrapata en estado de larva,
ninfa o adulta de la generación siguiente se adhiere a un nuevo huésped, el
parásito es estimulado para que llegue a su maduración final, lo que le permite
infectar al huésped. En contraste, los cigotos de Theileria no se multiplican
en la garrapata y la transmisión transovárica de T. equi es incierta o está ausente.
Las garrapatas que
transmiten este organismo pueden infectarse como larvas y transmitir la
infección como ninfas, o pueden infectarse como ninfas y transmitir la
infección como adultas (transmisión transestadial). En algunas especies de
garrapatas, como Rhipicephalus microplus
(anteriormente Boophilus microplus), T. equi también puede transmitirse por
el mismo estadio en que la garrapata adquirió el parásito (transmisión
intraestadial); se desconoce si esto ocurre en otras especies de garrapatas.
Las garrapatas infectadas con Theileria pierden esos parásitos después de la
transmisión. Al igual que en el caso de B.
caballi, los parásitos T. equi
sólo son estimulados para completar su maduración después de que la garrapata
se adhiere para alimentarse. Por ese motivo, una garrapata infectada con
cualquiera de los organismos debe permanecer adherida al huésped durante cierto
tiempo antes de convertirse en infecciosa; con frecuencia, B. caballi y T. equi son
transmitidos después de que la garrapata ha estado adherida durante algunos
días. La piroplasmosis equina también puede ser transmitida directamente entre
animales por medio de agujas y jeringas contaminadas o transfusiones de sangre.
Después de la recuperación,
los caballos pueden convertirse en portadores durante un período prolongado.
Los animales infectados con B. caballi
pueden ser portadores durante un período de hasta 4 años, aunque es posible que
finalmente queden libres del organismo. Los équidos infectados con T. equi parecen quedar infectados en
forma permanente. Con frecuencia, la parasitemia no se encuentra en los
portadores, pero puede volver a presentarse en estos animales después de
padecer inmunodepresión o de realizar ejercicio intenso. T. equi puede pasar al potrillo in utero, y algunos de ellos pueden
ser portadores sanos. En raras ocasiones se han informado casos de transmisión
transplacentaria de B. caballi, y algunas
fuentes no consideran que la evidencia para esta vía sea confiable.
Período
de Incubación
El período de incubación
para la piroplasmosis equina es de 12 a 19 días cuando es causada por T. equi, y de 10 a 30 días cuando es
causada por B. caballi.
Signos
Clínicos
Los signos clínicos de
piroplasmosis son variables y con frecuencia no son específicos. T. equi tiende a causar enfermedad más
grave que B. caballi.
En casos hiperagudos y poco
frecuentes, se puede encontrar a los animales muertos o moribundos. Con mayor
frecuencia, la piroplasmosis se presenta como una infección aguda, con fiebre,
inapetencia, malestar, respiración dificultosa o aumentada y congestión de las
membranas mucosas. Las heces pueden ser pequeñas y secas, aunque también se han
informado casos de diarrea. Además, se observa anemia, trombocitopenia,
ictericia, hemoglobinuria, sudor, hemorragias petequiales en la conjuntiva, un
abdomen inflamado y debilidad o balanceo en la parte posterior. Los casos
subagudos tienen signos clínicos similares pero de menor gravedad. La fiebre
puede ser intermitente, y es posible que los animales muestren pérdida de peso,
signos de cólicos leves, y edema leve de los miembros distales. Las membranas
mucosas en los casos subagudos pueden ser de color rosa, rosa pálido o
amarillo, y pueden tener petequias o equimosis. En los casos crónicos, los
síntomas comunes incluyen inapetencia leve, baja tolerancia al ejercicio,
pérdida de peso, fiebre transitoria y bazo dilatado (palpable mediante examen
rectal). Algunas yeguas infectadas, incluidas las yeguas portadoras, pueden
abortar o transmitir T. equi a sus
crías. Los potrillos infectados in utero
pueden estar débiles al nacer, y desarrollar rápidamente anemia e ictericia
grave. En otros casos, estos potrillos pueden ser portadores sanos.
Los portadores asintomáticos
pueden desarrollar signos clínicos después de padecer inmunodepresión o de
realizar ejercicio enérgico.
Lesiones
Post Mortem
En los casos agudos, el
animal generalmente se encuentra emaciado, padece ictericia y anemia. El hígado
normalmente está agrandado y puede tener un color marrón anaranjado oscuro o
pálido por la anemia. El bazo se agranda. Los riñones pueden estar pálidos y
blandos, o pueden tener un color rojo oscuro o negro si el animal padeció hemoglobinuria.
Se pueden observar hemorragias petequiales en los riñones y hemorragias
subepicardiales y subendocardiales en el corazón. Las infecciones secundarias
pueden causar edema, enfisema o signos de neumonía en los pulmones.
Morbilidad
y Mortalidad
En algunas áreas, la
piroplasmosis equina es más común en el verano que en el otoño; sin embargo,
aún en esas regiones, pueden presentarse casos durante todo el año. En algunas
áreas endémicas donde no se utilizan métodos de control, casi todos los
caballos finalmente estarán expuestos a B.
caballi. Los índices de casos mortales informados para piroplasmosis equina
varían; una fuente sugiere que el índice de mortalidad puede variar de menos de
10% hasta un e 50%.
Diagnóstico
Clínico: Se debe sospechar de
piroplasmosis equina en los caballos con anemia, ictericia y fiebre. Sin
embargo, los signos clínicos con frecuencia son variables y no específicos.
Diagnóstico diferencial: El diagnóstico diferencial
para piroplasmosis incluye surra, anemia infecciosa equina, durina, peste
equina africana, hemorragia púrpura y varias intoxicaciones por plantas y
productos químicos.
Análisis de laboratorio: La piroplasmosis equina se
puede diagnosticar mediante la identificación de los organismos en frotis de
sangre con Giemsa o frotis de órganos. Los merozoitos B. caballi están unidos en sus extremos posteriores, mientras que
los T. equi con frecuencia están
conectados en una tétrada o “Cruz de Malta.” Con frecuencia, se puede encontrar
T. equi en la sangre, en infecciones
agudas, pero puede ser muy difícil de encontrar en los animales portadores. En
ocasiones, puede ser difícil encontrar B.
caballi, aun en casos con enfermedad aguda. En los portadores o en otros
animales con bajo nivel de parasitemia, pueden ser útiles capas gruesas de
sangre.
Como puede ser difícil
detectar organismos en los portadores, con frecuencia se utiliza la serología
para realizar el diagnóstico. Las pruebas serológicas incluyen fijación de
complemento (CF, por sus siglas en inglés), prueba de inmunofluorescencia
indirecta con anticuerpo (IFA, por sus siglas en inglés) y varios ensayos por
inmunoabsorción ligados a enzimas (ELISA, por sus siglas en inglés). También se
puede utilizar inmunotransferencia (Western blotting), y se ha descripto la prueba
inmunocromatográfica para T. equi. La
prueba de fijación del complemento puede ser afectada por la actividad anti
complementaria natural en el suero, y por el tratamiento con drogas u otros
factores; algunos portadores pueden tener un resultado negativo en esta prueba.
Después de la inoculación, los animales no tienen resultados positivos para
fijación del complemento durante al menos un mes. Por estos motivos, la prueba
IFA y ELISA competitivo (C-ELISA) han reemplazado a la fijación del complemento
para las pruebas en animales importados. La prueba IFA puede distinguir T. equi de B. caballi.
Los ensayos de reacción en
cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) están disponibles en
algunos laboratorios. Las técnicas moleculares adicionales incluyen PCR
anidada, PCR múltiplex y amplificación isotérmica en forma cíclica (LAMP,
loop-mediated isothermal amplification).
Otros métodos de diagnóstico
son los cultivos in vitro y la inoculación de un animal susceptible
(preferentemente esplenectomizado) con sangre de un portador sospechoso.
Además, las garrapatas vectores libres del patógeno pueden alimentarse de un
animal sospechoso, y B. caballi o T. equi pueden identificarse en la
garrapata o después de que la garrapata ha transmitido la infección a un animal
susceptible. Estos métodos pueden identificar a B. caballi y T. equi
cuando las otras técnicas no encuentran los parásitos. Pueden ser
particularmente útiles en los portadores.
Control
Los animales portadores o
las garrapatas infectadas pueden introducir piroplasmosis equina en nuevas
regiones. En general, los équidos son evaluados para detectar esta enfermedad
durante la importación. Las pruebas IFA y ELISA son altamente sensibles, y es
posible que la fijación de complemento no detecte todos los portadores.
Los desinfectantes y la
higiene no son generalmente efectivos contra la propagación de las infecciones
transmitidas por garrapatas. Sin embargo, es fundamental eliminar el contacto
con garrapatas y evitar la transferencia de sangre de un animal a otro. En
áreas endémicas, el uso de acaricidas, junto con la evaluación frecuente del
animal y la remoción de cualquier garrapata (la transmisión parasitaria no
ocurre de inmediato) pueden ayudar a prevenir la infección.
El tratamiento puede
suprimir los signos clínicos, aunque los tratamientos disponibles en la
actualidad no son efectivos para eliminar T.
equi de los portadores. Algunos estudios han sugerido que el tratamiento
podría eliminar al B. caballi de los
caballos infectados; sin embargo, en un estudio reciente, este organismo
persistió en los portadores aun después de recibir un tratamiento con una alta
dosis de imidocarb. Aunque esta droga podría eliminar los parásitos en forma
temporaria y proporcionar resultados negativos transitorios en PCR, se encontró
ADN de B. caballi en caballos después
de la finalización del tratamiento. No existe una vacuna para B. caballi ni para T. equi.
Salud
Pública
Algunas especies de Babesia
o Theileria ocasionalmente pueden infectar a especies distintas de las de su
huésped normal, incluidos los humanos. Hasta el presente, los patógenos más
importantes para los humanos parecen ser los patógenos bovinos B. divergens en Europa y las especies de
roedores B. microti en los EE. UU.
Aunque B. caballi o T. equi pueden haber estado involucradas
en algunas infecciones en humanos en el pasado, estos organismos no parecen ser
una zoonosis importante. Sin embargo, la babesiosis humana no se comprende
totalmente aún, y no se ha descartado que exista la posibilidad de infección
con estos organismos.
Los humanos generalmente
adquieren especies de Babesia por garrapatas, aunque se han informado casos de
infección después de recibir transfusiones de sangre infectada. La forma de
esta enfermedad puede variar con las especies de Babesia y la inmunocompetencia
del huésped. En la mayoría de las personas sanas e inmunocompetentes, la
babesiosis tiende a ser leve o a no presentar síntomas y, con frecuencia, los
síntomas desaparecen sin tratamiento. B.
divergens ha estado asociada principalmente con la enfermedad en las
personas esplenectomizadas, y las infecciones con B. microti son diagnosticadas en general en los pacientes ancianos.
En los humanos, la babesiosis está caracterizada por fiebre, escalofríos,
anemia, fatiga y dolor de cabeza. También se pueden observar ictericia,
hemoglobinuria, signos neurológicos, y complicaciones como insuficiencia
cardíaca congestiva, coagulación intravascular diseminada, insuficiencia renal
o disnea. Algunas infecciones pueden ser rápidamente progresivas o mortales. La
co-infección con Babesia también puede aumentar la gravedad de enfermedades como
la enfermedad de Lyme. La babesiosis humana puede ser tratada con antibióticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario