lunes, 24 de agosto de 2015

PIROPLASMOSIS EQUINA

M.V. Roliana Mercedes Sánchez
Rolianam@gmail.com


La piroplasmosis equina es una infección en los caballos producida por protozoos y transmitida por garrapatas. Es posible que sea difícil diagnosticar la piroplasmosis, ya que puede causar signos clínicos variables y no específicos. Los síntomas de esta enfermedad varían desde fiebre aguda, inapetencia y malestar hasta anemia, ictericia, muerte súbita, o pérdida de peso crónica y poca tolerancia al ejercicio. La piroplasmosis es la principal restricción para el movimiento internacional de equinos.

Etiología

La piroplasmosis equina se produce por una infección por protozoos Babesia caballi o Theileria equi (anteriormente Babesia equi). Los dos organismos pertenecen al filo Apicomplexa y la orden Piroplasmida. Ambas pueden infectar a un animal al mismo tiempo. En raras ocasiones, se han informado casos de piroplasmosis en caballos producidas por otros protozoos relacionados, como Babesia bovis (el agente causal de babesiosis bovina).

Especies Afectadas

La piroplasmosis equina afecta a los caballos, mulas, burros y las cebras. Las cebras son un reservorio importante de infección en África.

Distribución Geográfica

Los parásitos que causan piroplasmosis equina son endémicos en muchas regiones tropicales y subtropicales, que incluyen partes de África, Medio Oriente, Asia, América Central y del Sur, el Caribe y Europa. En áreas templadas pueden encontrarse en menor cantidad. Se cree que T. equi tiene una distribución más amplia que B. caballi. Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Japón y algunos otros países están libres de estos parásitos.
La piroplasmosis equina fue erradicada de los Estados Unidos antes de la década de 1980, y se considera una enfermedad exótica. Sin embargo, pudieron presentarse falsos negativos en la prueba de fijación del complemento, que se utilizaban para las pruebas en las importaciones hasta 2004/2005, y existe la posibilidad de que algunos caballos puedan ser portadores inaparentes en los EE.UU. Otros países libres de piroplasmosis que utilizaban esta prueba también podrían tener algunos portadores.

Transmisión

B. caballi y T. equi son transmitidas por garrapatas que se infectan al ingerir parásitos que se encuentran en la sangre de los équidos infectados. Aproximadamente 14 especies de garrapatas del género Dermacentor, Hyalomma y Rhipicephalus pueden ser vectores para estos organismos; sin embargo, se desconoce la importancia epidemiológica de algunas especies.

Aunque las garrapatas son vectores biológicos para T. equi y B. caballi, las diferencias en los ciclos de multiplicación de estos parásitos pueden afectar su método de transmisión. Dentro de la garrapata, los cigotos de Babesia se multiplican como “vermículos” que invaden muchos de los órganos de la garrapata, incluidos los ovarios, y la especie Babesia pasa fácilmente a la siguiente generación de garrapatas en el huevo (transmisión transovárica). Cuando una garrapata en estado de larva, ninfa o adulta de la generación siguiente se adhiere a un nuevo huésped, el parásito es estimulado para que llegue a su maduración final, lo que le permite infectar al huésped. En contraste, los cigotos de Theileria no se multiplican en la garrapata y la transmisión transovárica de T. equi es incierta o está ausente.

Las garrapatas que transmiten este organismo pueden infectarse como larvas y transmitir la infección como ninfas, o pueden infectarse como ninfas y transmitir la infección como adultas (transmisión transestadial). En algunas especies de garrapatas, como Rhipicephalus microplus (anteriormente Boophilus microplus), T. equi también puede transmitirse por el mismo estadio en que la garrapata adquirió el parásito (transmisión intraestadial); se desconoce si esto ocurre en otras especies de garrapatas. Las garrapatas infectadas con Theileria pierden esos parásitos después de la transmisión. Al igual que en el caso de B. caballi, los parásitos T. equi sólo son estimulados para completar su maduración después de que la garrapata se adhiere para alimentarse. Por ese motivo, una garrapata infectada con cualquiera de los organismos debe permanecer adherida al huésped durante cierto tiempo antes de convertirse en infecciosa; con frecuencia, B. caballi y T. equi son transmitidos después de que la garrapata ha estado adherida durante algunos días. La piroplasmosis equina también puede ser transmitida directamente entre animales por medio de agujas y jeringas contaminadas o transfusiones de sangre.

Después de la recuperación, los caballos pueden convertirse en portadores durante un período prolongado. Los animales infectados con B. caballi pueden ser portadores durante un período de hasta 4 años, aunque es posible que finalmente queden libres del organismo. Los équidos infectados con T. equi parecen quedar infectados en forma permanente. Con frecuencia, la parasitemia no se encuentra en los portadores, pero puede volver a presentarse en estos animales después de padecer inmunodepresión o de realizar ejercicio intenso. T. equi puede pasar al potrillo in utero, y algunos de ellos pueden ser portadores sanos. En raras ocasiones se han informado casos de transmisión transplacentaria de B. caballi, y algunas fuentes no consideran que la evidencia para esta vía sea confiable.

Período de Incubación

El período de incubación para la piroplasmosis equina es de 12 a 19 días cuando es causada por T. equi, y de 10 a 30 días cuando es causada por B. caballi.

Signos Clínicos

Los signos clínicos de piroplasmosis son variables y con frecuencia no son específicos. T. equi tiende a causar enfermedad más grave que B. caballi.

En casos hiperagudos y poco frecuentes, se puede encontrar a los animales muertos o moribundos. Con mayor frecuencia, la piroplasmosis se presenta como una infección aguda, con fiebre, inapetencia, malestar, respiración dificultosa o aumentada y congestión de las membranas mucosas. Las heces pueden ser pequeñas y secas, aunque también se han informado casos de diarrea. Además, se observa anemia, trombocitopenia, ictericia, hemoglobinuria, sudor, hemorragias petequiales en la conjuntiva, un abdomen inflamado y debilidad o balanceo en la parte posterior. Los casos subagudos tienen signos clínicos similares pero de menor gravedad. La fiebre puede ser intermitente, y es posible que los animales muestren pérdida de peso, signos de cólicos leves, y edema leve de los miembros distales. Las membranas mucosas en los casos subagudos pueden ser de color rosa, rosa pálido o amarillo, y pueden tener petequias o equimosis. En los casos crónicos, los síntomas comunes incluyen inapetencia leve, baja tolerancia al ejercicio, pérdida de peso, fiebre transitoria y bazo dilatado (palpable mediante examen rectal). Algunas yeguas infectadas, incluidas las yeguas portadoras, pueden abortar o transmitir T. equi a sus crías. Los potrillos infectados in utero pueden estar débiles al nacer, y desarrollar rápidamente anemia e ictericia grave. En otros casos, estos potrillos pueden ser portadores sanos.
Los portadores asintomáticos pueden desarrollar signos clínicos después de padecer inmunodepresión o de realizar ejercicio enérgico.

Lesiones Post Mortem

En los casos agudos, el animal generalmente se encuentra emaciado, padece ictericia y anemia. El hígado normalmente está agrandado y puede tener un color marrón anaranjado oscuro o pálido por la anemia. El bazo se agranda. Los riñones pueden estar pálidos y blandos, o pueden tener un color rojo oscuro o negro si el animal padeció hemoglobinuria. Se pueden observar hemorragias petequiales en los riñones y hemorragias subepicardiales y subendocardiales en el corazón. Las infecciones secundarias pueden causar edema, enfisema o signos de neumonía en los pulmones.

Morbilidad y Mortalidad

En algunas áreas, la piroplasmosis equina es más común en el verano que en el otoño; sin embargo, aún en esas regiones, pueden presentarse casos durante todo el año. En algunas áreas endémicas donde no se utilizan métodos de control, casi todos los caballos finalmente estarán expuestos a B. caballi. Los índices de casos mortales informados para piroplasmosis equina varían; una fuente sugiere que el índice de mortalidad puede variar de menos de 10% hasta un e 50%.

Diagnóstico

Clínico: Se debe sospechar de piroplasmosis equina en los caballos con anemia, ictericia y fiebre. Sin embargo, los signos clínicos con frecuencia son variables y no específicos.

Diagnóstico diferencial: El diagnóstico diferencial para piroplasmosis incluye surra, anemia infecciosa equina, durina, peste equina africana, hemorragia púrpura y varias intoxicaciones por plantas y productos químicos.

Análisis de laboratorio: La piroplasmosis equina se puede diagnosticar mediante la identificación de los organismos en frotis de sangre con Giemsa o frotis de órganos. Los merozoitos B. caballi están unidos en sus extremos posteriores, mientras que los T. equi con frecuencia están conectados en una tétrada o “Cruz de Malta.” Con frecuencia, se puede encontrar T. equi en la sangre, en infecciones agudas, pero puede ser muy difícil de encontrar en los animales portadores. En ocasiones, puede ser difícil encontrar B. caballi, aun en casos con enfermedad aguda. En los portadores o en otros animales con bajo nivel de parasitemia, pueden ser útiles capas gruesas de sangre.

Como puede ser difícil detectar organismos en los portadores, con frecuencia se utiliza la serología para realizar el diagnóstico. Las pruebas serológicas incluyen fijación de complemento (CF, por sus siglas en inglés), prueba de inmunofluorescencia indirecta con anticuerpo (IFA, por sus siglas en inglés) y varios ensayos por inmunoabsorción ligados a enzimas (ELISA, por sus siglas en inglés). También se puede utilizar inmunotransferencia (Western blotting), y se ha descripto la prueba inmunocromatográfica para T. equi. La prueba de fijación del complemento puede ser afectada por la actividad anti complementaria natural en el suero, y por el tratamiento con drogas u otros factores; algunos portadores pueden tener un resultado negativo en esta prueba. Después de la inoculación, los animales no tienen resultados positivos para fijación del complemento durante al menos un mes. Por estos motivos, la prueba IFA y ELISA competitivo (C-ELISA) han reemplazado a la fijación del complemento para las pruebas en animales importados. La prueba IFA puede distinguir T. equi de B. caballi.

Los ensayos de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) están disponibles en algunos laboratorios. Las técnicas moleculares adicionales incluyen PCR anidada, PCR múltiplex y amplificación isotérmica en forma cíclica (LAMP, loop-mediated isothermal amplification).

Otros métodos de diagnóstico son los cultivos in vitro y la inoculación de un animal susceptible (preferentemente esplenectomizado) con sangre de un portador sospechoso. Además, las garrapatas vectores libres del patógeno pueden alimentarse de un animal sospechoso, y B. caballi o T. equi pueden identificarse en la garrapata o después de que la garrapata ha transmitido la infección a un animal susceptible. Estos métodos pueden identificar a B. caballi y T. equi cuando las otras técnicas no encuentran los parásitos. Pueden ser particularmente útiles en los portadores.

Control

Los animales portadores o las garrapatas infectadas pueden introducir piroplasmosis equina en nuevas regiones. En general, los équidos son evaluados para detectar esta enfermedad durante la importación. Las pruebas IFA y ELISA son altamente sensibles, y es posible que la fijación de complemento no detecte todos los portadores.
Los desinfectantes y la higiene no son generalmente efectivos contra la propagación de las infecciones transmitidas por garrapatas. Sin embargo, es fundamental eliminar el contacto con garrapatas y evitar la transferencia de sangre de un animal a otro. En áreas endémicas, el uso de acaricidas, junto con la evaluación frecuente del animal y la remoción de cualquier garrapata (la transmisión parasitaria no ocurre de inmediato) pueden ayudar a prevenir la infección.

El tratamiento puede suprimir los signos clínicos, aunque los tratamientos disponibles en la actualidad no son efectivos para eliminar T. equi de los portadores. Algunos estudios han sugerido que el tratamiento podría eliminar al B. caballi de los caballos infectados; sin embargo, en un estudio reciente, este organismo persistió en los portadores aun después de recibir un tratamiento con una alta dosis de imidocarb. Aunque esta droga podría eliminar los parásitos en forma temporaria y proporcionar resultados negativos transitorios en PCR, se encontró ADN de B. caballi en caballos después de la finalización del tratamiento. No existe una vacuna para B. caballi ni para T. equi.

Salud Pública

Algunas especies de Babesia o Theileria ocasionalmente pueden infectar a especies distintas de las de su huésped normal, incluidos los humanos. Hasta el presente, los patógenos más importantes para los humanos parecen ser los patógenos bovinos B. divergens en Europa y las especies de roedores B. microti en los EE. UU. Aunque B. caballi o T. equi pueden haber estado involucradas en algunas infecciones en humanos en el pasado, estos organismos no parecen ser una zoonosis importante. Sin embargo, la babesiosis humana no se comprende totalmente aún, y no se ha descartado que exista la posibilidad de infección con estos organismos.

Los humanos generalmente adquieren especies de Babesia por garrapatas, aunque se han informado casos de infección después de recibir transfusiones de sangre infectada. La forma de esta enfermedad puede variar con las especies de Babesia y la inmunocompetencia del huésped. En la mayoría de las personas sanas e inmunocompetentes, la babesiosis tiende a ser leve o a no presentar síntomas y, con frecuencia, los síntomas desaparecen sin tratamiento. B. divergens ha estado asociada principalmente con la enfermedad en las personas esplenectomizadas, y las infecciones con B. microti son diagnosticadas en general en los pacientes ancianos. En los humanos, la babesiosis está caracterizada por fiebre, escalofríos, anemia, fatiga y dolor de cabeza. También se pueden observar ictericia, hemoglobinuria, signos neurológicos, y complicaciones como insuficiencia cardíaca congestiva, coagulación intravascular diseminada, insuficiencia renal o disnea. Algunas infecciones pueden ser rápidamente progresivas o mortales. La co-infección con Babesia también puede aumentar la gravedad de enfermedades como la enfermedad de Lyme. La babesiosis humana puede ser tratada con antibióticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CONSIDERACIONES SOBRE PREÑECES DE ALTO RIESGO EN YEGUAS

M.V. Roliana M. Sanchez Rolianam@gmail.com   Servir a una yegua es proceso emocionante y esperado para cualquier propietario. Un ...